Acostúmbrense a oír este término porque el 4K es la tecnología sucesora del Full HD, la alta definición de las TV que actualmente presiden nuestros salones. Pero la llegada del 4K no es el habitual salto tecnológico que la industria impulsa periódicamente para renovar su catálogo de productos. Parece condenada a ser una auténtica revolución, la última pirueta galáctica del mundo de las teles. Contemos el porqué.
La tecnología 4K es la resolución que se postula como el nuevo estándar para la imagen de televisión en un futuro inmediato. Se caracteriza por ser una resolución que despliega el cuádruple de píxeles que su antecesora, el Full HD, lo que significa una exposición de ocho millones de píxeles en comparación con los dos millones de la alta definición. La siguiente gráfica ilustra claramente la proporción del avance:

4K

Para los ojos del espectador la nueva tecnología proyecta unas imágenes que permiten una inmersión total en los contenidos, con un detallismo dotado de una atracción nunca vista para llenar todo nuestro campo visual.
El 4K se anunció en 2013 y un año más tarde ya ocupa las estanterías virtuales y físicas del mercado a unos precios que, a pesar de estar abaratándose para llegar a un público masivo, siguen desorbitados. En España un modelo de 55 pulgadas de una marca puntera puede rondar los 3.500 euros, como la Sony Bravia X9 4K Ultra HD. Samsung, por su parte, sorprendió a principios de año con un modelo de pantalla curva, ya a la venta en la tienda online del fabricante coreano.
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