Las redes sociales han permitido que las marcas se acerquen a su audiencia. Muchas de las empresas que optan por nuevos canales como Instagram o Snapchat se apoyan en la figura de los influencers para relacionarse con su público objetivo.
El influencer es un empleado más con el que hay que establecer un diálogo y hay que motivar. Debe contar con un número considerable de seguidores que formen parte del público consumidor objetivo al que la marca quiere llegar.
La relación con los “marketing infuencer” debe ser fruto de una estrategia muy cuidada. Sin embargo, muchas compañías caen en tremendos errores al tratar de contactarlos:
1. Centrarse demasiado en vender el producto: la audiencia debe asumir la publicidad, pero en dosis rebajadas. Es importante que además de hablar del producto, muestre qué tal funciona, cómo se aplica y qué pegas puede sacarle. Una información veraz aportará confianza en la marca.
2. Presencia online saturada: los usuarios no entran a las redes sociales para ver anuncios interminables, tuits patrocinados o reseñas publicitarias. No es beneficioso que se asocie el nombre de una marca al spam.
3. El contenido de calidad requiere tiempo: presionar con reseñas o entregas a los influencers puede provocar una mala relación con quien tiene tanto poder en nuestro público objetivo. La espera puede significar un producto que parece menos publicidad y más creatividad. El influencer debe estar motivado y tener diálogo con la marca para generar una relación duradera.
4. No elegir bien al influencer: hay que realizar un estudio previo del tipo de persona que queremos que haga la publicidad de nuestra marca. Conocer la forma en la que se relaciona con sus seguidores, el trato que ha recibido anteriormente de otras marcas o su campo de influencia puede ayudar a hacernos una idea de con quién estamos tratando.