Hace ya varios años que llevamos escuchando y leyendo en las noticias avances sobre de los vehículos autónomos, algo que hace unas décadas podría sonar a ciencia ficción pero que todo apunta a que será una realidad en los próximos años.
Aunque cuando pensamos en conducción autónoma a todos nos viene a la mente coches funcionando sin nadie al volante, en realidad existen distintos niveles de conducción autónoma, que van desde sistemas en los que el conductor es asistido por un ordenador, y se van incrementando los niveles de autonomía hasta llegar al nivel máximo donde el factor humano no sería necesario para el trayecto.
Las pruebas de esta tecnología son cada vez más avanzadas y concluyentes, pero una vez se acabe democratizando e instaurando, nos haremos preguntas sobre las aplicaciones que tendrá este avance para las empresas y, como no puede ser de otra forma, concretamente cuándo las empresas de mensajería podrían añadir a su flota de transporte camiones o furgonetas sin conductor para realizar sus entregas. Algunas compañías norteamericanas ya han experimentado con este tipo de servicio. Por ejemplo, USPS, el servicio postal de Estados Unidos ya ha explorado la idea de distribuir envíos con camiones autónomos; o la multinacional Walmart que inició el año pasado un proyecto piloto para realizar entregas de sus productos de alimentación mediante vehículos autónomos de Waymo, que forman parte del proyecto de conducción autónoma de Google.
A pesar de que las pruebas realizadas transmiten buenos resultados, todavía quedan algunas dificultades para solventar antes de que la conducción autónoma se instaure en la sociedad en general y en las empresas de mensajería en concreto, que os desglosamos a continuación.
Legalidad
Aunque este es un aspecto que afecta a la conducción autónoma en su totalidad, su relevancia es tal que no puede pasarse por alto. Y es que, en caso de un accidente con un vehículo autónomo, ¿bajo quién caería la responsabilidad? O siendo más concretos, ¿qué rol jugarán las compañías de seguros en estos casos? En este sentido, las administraciones públicas juegan un papel fundamental y tienen la labor de asentar unas leyes que regulen este tipo de situaciones.
La ciberseguridad, más importante que nunca
Aunque en el contexto digital que nos encontramos a día de hoy la ciberseguridad ya es algo sumamente importante, en la conducción autónoma adquiere un tema literalmente vital, ya que el software de los vehículos podría ser hackeable con los consecuentes robos y trayectos forzados que los hackers podrían programar en los vehículos.
El papel del conductor
Es cierto que las pruebas de conducción autónomas están cada vez más avanzadas, pero la mayoría de ellas están realizadas en autopistas o autovías, pero en vías urbanas donde el vehículo tenga que lidiar con peatones, ciclistas cruces y semáforos, no parece que un vehículo autónomo vaya a responder con la misma eficacia a corto plazo. En ese contexto, el conductor todavía es imprescindible para la conducción, aunque sus funciones y forma de trabajar podría ser totalmente distinta, por lo que sería necesario un reciclaje y formación exhaustivo para poder operar con los nuevos vehículos.
Los últimos metros en los trayectos sin conductor
En el caso que un vehículo con nivel máximo de conducción autónoma realice un trayecto, nos encontramos con que este puede conducir hasta la puerta del destinatario del paquete, pero no realizar la entrega. Para llegar a hablar de entregas automatizadas, faltaría, por lo tanto, una solución para hacer llegar el paquete del vehículo a la puerta del remitente. En este sentido, Ford anunció que está trabajando junto a la start-up Agility Robots en un robot que viajaría en el interior del vehículo y que se encargaría de realizar la entrega del paquete.
Los beneficios en cuanto a productividad e impacto medioambiental de la conducción autónoma son evidentes y, aunque las pruebas y adelantos son cada vez mejores, todo apunta a que aún queda mucho por hacer para que este sistema se instaure en la sociedad y todavía más para que lo haga en las empresas de transporte.