El 25 de noviembre es el Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, donde se denuncia la violencia que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo. Una violencia de género que se ejerce de muy diversas formas y que no solo afecta al ámbito privado.
Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión.
Según la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, se considera violencia de género todo acto de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad, ejercido sobre las mujeres por parte de los hombres que sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia. Esta ley también comprende la violencia que con el objetivo de causar perjuicio o daño a las mujeres se ejerza sobre sus familiares o allegados menores de edad por parte de las personas indicadas en el apartado anterior.
En la realidad española, las agresiones sobre las mujeres tienen una especial incidencia. El número de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas ha ascendido a 52 en lo que va de 2023, mientras que las denuncias han aumentado un 5% en el segundo trimestre de este ejercicio según datos del CGPJ. Unas cifras alarmantes a pesar de que hoy existe una mayor conciencia que en épocas anteriores sobre este tipo de violencia, gracias, en buena medida, al esfuerzo realizado por las organizaciones de mujeres en su lucha contra todas las formas de violencia de género. Ya no es un ‘delito invisible’, sino que produce un rechazo colectivo y una evidente alarma social.
Mucho ha pasado desde el brutal asesinato de las tres hermanas Mirabal en la República Dominicana cometido por la policía secreta del dictador Leónidas Trujillo el 25 de noviembre de 1960, pero la lucha contra la violencia de género sigue más viva que nunca desde que en 1999, la jornada de reivindicación fue asumida por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en su resolución 54/134, el 17 de diciembre de 1999. Y es que la violencia de género es una lacra que no podemos combatir sin la implicación de todas y todos.
En este marco, MRW, la compañía líder nacional de transporte urgente, se suma a la lucha contra las desigualdades sociales por género y la violencia de género a través de un protocolo específico que tiene como objetivo sensibilizar a todas las personas trabajadoras de la compañía para que adopten una actitud proactiva y rompan con la cultura tradicional de tolerancia y negación que perpetúa la desigualdad de género y la violencia que la causa; así como informar de la existencia de aquellos derechos laborales que amparan a las trabajadoras que sufran violencia de género para que puedan conciliar la relación laboral con sus circunstancias personales y/o familiares, al amparo de la Ley Orgánica 1/2004.
Todas las personas que forman parte de MRW, NO deben mantenerse ajenos a la violencia de género, pues ésta constituye un frontal ataque a los derechos fundamentales de la mujer, como son la vida, la seguridad, la libertad y la igualdad. Es por ello por lo que MRW se compromete a informar y a apoyar a las víctimas de violencia de género de cualquier tipo.