La llegada de la tecnología blockchain a las empresas es una realidad. Diversas compañías pioneras ya están trabajando en proyectos que implican algunas aplicaciones que permite este sistema tecnológico, basado en la descentralización de información y en la automatización de procesos, en sectores como la ciber seguridad o las finanzas.

En este contexto, los smart contract emergen como una de las posibles aplicaciones que la tecnología blockchain puede ofrecer a las empresas y todo apunta a que podrían revolucionar los procesos burocráticos en un futuro próximo. Te lo contamos a continuación.

Antes de nada, para comprender la funcionalidad de los también conocidos como contratos inteligentes debemos entenderlos como una evolución natural de los contratos de toda la vida. Esta evolución va desde los contratos clásicos en papel, pasando por los digitales y los contratos que requieren una confirmación por voz, hasta llegar a la cuarta tipología donde se encontrarían los smart contract y que van mucho más allá de los digitalizados. De hecho, los contratos digitales son una adaptación prácticamente calcada a los de papel, donde únicamente cambia el soporte donde estampar la firma, sin embargo, los contratos inteligentes suponen un cambio radical en la formalización de los contratos que todos conocemos.

De manera genérica, hablamos de un smart contract como un contrato que se puede ejecutar de manera automatizada. Esto es posible gracias a la capacidad de la tecnología blockchain en construir una cadena de bloques que contienen información descentralizada y ajena al control de nadie. El smart contract se ejecuta y valida en cada bloque de la cadena dentro de un sistema de confianza distribuido por cada nodo de la red blockchain.

Por explicarlo de una manera más tangible, es como si se pudiese distribuir un mismo contrato entre muchas personas y que cada una de ellas tuviese la potestad de definir el objeto del contrato, las acciones que se pueden realizar sobre él y las cláusulas de aplicación.

En cuanto a su forma, un contrato inteligente es un código de programación, lo que le convierte en algo mucho más objetivo que los contratos convencionales, en los que la interpretación y la subjetividad del lenguaje escrito juegan un rol importante.

Y todo lo que hemos explicada hasta ahora es posible porque este tipo de contratos están programados por una directriz que en lenguaje informático se conoce como “if-then”, lo que significa que solo si se cumple un acuerdo, se da la condición pactada.

En cuanto a las principales ventajas que esta tipología de contratos puede proporcionar, está, por un lado, la eliminación de intermediarios burocráticos y los tiempos de espera que estos procesos llevan integrados, como pueden ser los notariales, ya que un smart contract no necesitaría la firma de un notario para adquirir validez legal, puesto que esta se le atribuye en todo su proceso de construcción

Por otro lado, y como ya hemos adelantado antes, la descentralización de los contratos supondría aumentar su seguridad de cumplimiento ya que, al estar almacenados en una cadena de bloques, no podrían modificarse ni ocultarse.

Esta nueva tipología de contratos tiene muchos usos y aplicaciones en distintos sectores como pueden ser el financiero, en la concesión de préstamos, contratación de seguros, herencias o hipotecas; el sanitario, con expedientes médicos electrónicos o el sector público aplicando esta tecnología a unas votaciones.

Además, los smart contract podrían sustituir cualquier tipo de contrato laboral actual, en el que el trabajador se comprometiese a ejercer unas funciones (el acuerdo) para poder obtener su sueldo (la condición pactada).