Hace ya más de 7 años, comenzó una revolución silenciosa que planteaba un reenfoque de las obsoletas Webs Corporativistas hacia un nuevo paradigma denominado Web 2.0. Esta nueva concepción de Web se basaba en una serie de premisas fundamentales que la capacitaban a poder cambiar de versión. Debían ser webs abiertas, participativas, usables pero sobre todo, simples, …, pero bajo este halo de simplicidad debían esconder la mejor de las tecnologías para proporcionar al usuario el placer de utilizarlas de forma cotidiana.
Si hablamos de 2.0, el referente que todos tenemos en mente es Google. Web intuitiva y sencilla dónde las haya pero, escondiendo una fórmula tecnológica, cuyo secreto se ha convertido ya en un mito como el de la Cocacola. Esta filosofía también impregnó otros ámbitos, como el Hardware, donde Apple marcó la linea a seguir a través de los botones gestuales en su iPod primero y en el resto de dispositivos táctiles como iPhone, iPad, después.
Sin embargo, eso no quedó ahí, La aparición de nuevo panorama colaborativo y social, le dieron una nueva dimensión al concepto 2.0, haciendo de la participación y asociación de los usuarios, una característica imprescindible. Con ello nació el Software Social y la necesidad de que la información esté siempre disponible para este nuevo usuario a través del único dispositivo que va con él a todas partes; el SmartPhone.
Mucho más tardíamente, la empresa ha querido subirse a este exitoso carro, aplicando los principios básicos de esta filosofía a su forma de producir bienes y servicios. Algunas de estas empresas se han percatado que venden en un mundo 2.0 donde los cambios en los mercados y en la tecnología que utilizan, son tan rápidos que no pueden permitirse ser reactivos. Su realidad se mueve como un tapiz móvil de aeropuerto, donde si avanzan al ritmo que acostumbraban a hacerlo en décadas anteriores, sólo consiguen quedarse en el mismo sitio y si se detienen, retroceden inevitablemente. Sólo es posible crecer imprimiendo los cambios suficientes para ser ágil y adaptativo. Para ello, como dice Jaime García Cantero en sus ponencias, la Organización 2.0 debe aprender a ser «líquida» …. [ Be water my friend…. Bruce Lee ]. Capaz de re-moldearse constantemente, o dicho en términos tecnológicos, vivir en una beta perpetua que le aporte la flexibilidad necesaria para aclimatarse rápidamente a los cambios socio-económicos y porqué no, ir un paso más allá facilitándoles a sus clientes incluso la «co-creación» de los productos que quieren consumir.
Dicen que Dios pudo hacer el mundo en 7 días porque no tenía base instalada … y esto es lo que les pasa a la mayoría de empresas 1.0 que quieren cambiar rápidamente de guarismo pero arrastran estructuras, directivos y procesos que no son aptos para esta nueva realidad. Muchas de las actuales organizaciones en lugar de un cambio requieren una verdadera revolución cultural y social para acometer una transformación profunda que aplique a todas las áreas simultáneamente. No vale tener un departamento de marketing 2.0 que dependa del presupuesto gestionado por un Director financiero Keynesiano. No valen ya las estructuras rígidas ni las jerarquías estrictas, no apostar por actitudes y «espíritu innovador» en todos los aspectos de la organización, y por su puesto no vale que el conocimiento no fluya en todas las direcciones e impulsado por todas las personas que componen esta nueva empresa.
Le preguntaban a Ferran Adriá, qué mensaje se enviaría si pudiera comunicarse con él mismo en el pasado … Y decía algo muy simple …. «Me diría, Ferrán, se valiente y arriesgate». ¿Cuantas cosas hemos dejado de hacer personal y profesionalmente por no arriesgarnos?. Todos sabemos que la coyuntura no es la más adecuada para tomar riesgos, pero pronto envidiaremos a los que han sido más valientes que nosotros y ello les ha proporcionado una ventaja competitiva donde los demás nos hemos quedado atenazados repitiendo el último año, como quién repite curso. Sin embargo la empresa no es sólo una institución legal, es un grupo de personas con cargas familiares que deben estar también dispuestas a compartir este riesgo empresarial. Por ello, la nueva organización 2.0 que necesita ser valiente en este entorno innospito, debe estar preparada para compartir con sus empleados, el saber, el hacer y consecuentemente, también el haber. Para ello, debe facilitar el conocimiento transversal y no jerarquico-vertical para que las personas conozcan los objetivos de la compañía y dispongan de los elementos necesarios para aportar de valor desde cualquier nivel profesional. Delegar eficientemente para que todos los miembros de la organización puedan hacer el mejor trabajo posible sin miedo a ceder poder por el hecho no centralizar la toma de decisiones, y por fin, hacer copartícipes a todos del éxito alcanzado, recompensando la creatividad, el esfuerzo y sobre todo la valentía. A partir de ese momento podremos decir que nos encontramos ante una empresa sistémica, que como organismo vivo, evoluciona y se transforma en un ser mejor preparado para afrontar nuevos retos.
Es posible que todo esto parezca pura demagogia pero que a la hora de la verdad, la cuenta de resultados y el diabólico EBITDA, limiten la posibilidad de trabajar en la empresa que todos soñamos. Sin embargo, nunca en la historia habíamos tenido tan al alcance la oportunidad de transformar no solamente las empresas y la forma de consumir bienes y servicios, sinó también la sociedad entera,con el sólo click de un ratón.
Una vez alcanzado el nivel de madurez 2.0, la siguiente meta será evolucionar la empresa hacia un modelo sosteniblemente innovador e innovadoramente sostenible, … pero esto forma parte ya de otro post sobre organizaciones 3.0.